Alimentándome de sueños. Cuasi delictual. Soriano, Cortázar, Corey Taylor. Música, libros, cantante de mi propio cuarto, guitarra.
jueves, 11 de julio de 2013
jueves, 4 de julio de 2013
[228] Taciturn.
Ese momento en el que te das cuenta que el tiempo pasó, él cambió, yo cambié; al igual que todos aquellos escenarios en los que llevamos a cabo, pedacito por pedacito, nuestra historia. Lugares que quizás se repiten de vez en cuando, otros que nunca más serán testigos de ese sentimiento de juventud y/o plenitud que somos capaces de irradiar cuando estamos juntos, y otros que se repiten a diario.
A veces siento que el tiempo nunca pasó, y vuelvo a estar sentada frente a un monitor desde las 19:00 hs hasta quién sabe cuando, esperando por recibir un poco de contención o, simplemente, sentirlo cerca. Me puedo ver a mi misma contando de una forma algo frenética a todos aquellos, que decían escucharme, lo bien que era capaz de hacerme con simples frases como ''Sabés que estoy para vos cuando lo necesites''.
Y vuelvo a ser yo, viajando en el 37, esperándolo porque llegaba retrasado. Con las manos sudorosas y con miedo a terminar entregándole todo de mí, todo aquello que había prometido no regalar. Para que después, simplemente con mirarme a los ojos, se lleve hasta la última partícula de dolor que era capaz de sentir. Y finde tras finde, entregarle poco a poco absolutamente todo. Hasta convertirlo en dueño y amo de mi felicidad.
Pero, en especial, vuelvo a ser yo quién hablaba de más sin poder mirarlo a los ojos por culpa de los nervios, a la espera de poder finalmente decirle con una simple acción que era él quien había estado buscando durante tanto tiempo, que jamás había encontrado a alguien cuya presencia signifique ''el mundo entero'' para mí. Y tras todos esos pensamientos, ser interrumpida por el mejor beso que me habían dado en la vida.
Y hace ya 18 meses atrás, estaba acostado a mi lado, secando mis lágrimas como en tantas ocasiones diferentes lo había hecho, con esa dulzura que lo caracterizaba, con esa mirada que me hacía sentir ''en casa'' de nuevo, mirándome fijamente a los ojos y pidiéndome que sea por siempre suya.
Él me cambió el mundo, él me dio vida y un sentido a todas las mañanas.
Y lo amo, con la locura que soy capaz de sentir cada vez que lo tengo cerca mío.
A veces siento que el tiempo nunca pasó, y vuelvo a estar sentada frente a un monitor desde las 19:00 hs hasta quién sabe cuando, esperando por recibir un poco de contención o, simplemente, sentirlo cerca. Me puedo ver a mi misma contando de una forma algo frenética a todos aquellos, que decían escucharme, lo bien que era capaz de hacerme con simples frases como ''Sabés que estoy para vos cuando lo necesites''.
Y vuelvo a ser yo, viajando en el 37, esperándolo porque llegaba retrasado. Con las manos sudorosas y con miedo a terminar entregándole todo de mí, todo aquello que había prometido no regalar. Para que después, simplemente con mirarme a los ojos, se lleve hasta la última partícula de dolor que era capaz de sentir. Y finde tras finde, entregarle poco a poco absolutamente todo. Hasta convertirlo en dueño y amo de mi felicidad.
Pero, en especial, vuelvo a ser yo quién hablaba de más sin poder mirarlo a los ojos por culpa de los nervios, a la espera de poder finalmente decirle con una simple acción que era él quien había estado buscando durante tanto tiempo, que jamás había encontrado a alguien cuya presencia signifique ''el mundo entero'' para mí. Y tras todos esos pensamientos, ser interrumpida por el mejor beso que me habían dado en la vida.
Y hace ya 18 meses atrás, estaba acostado a mi lado, secando mis lágrimas como en tantas ocasiones diferentes lo había hecho, con esa dulzura que lo caracterizaba, con esa mirada que me hacía sentir ''en casa'' de nuevo, mirándome fijamente a los ojos y pidiéndome que sea por siempre suya.
Él me cambió el mundo, él me dio vida y un sentido a todas las mañanas.
Y lo amo, con la locura que soy capaz de sentir cada vez que lo tengo cerca mío.
lunes, 1 de julio de 2013
[227]
Desde que tengo uso de la razón me aferré a la felicidad que me causaban aquellas pequeñas cosas que, hoy por hoy, muchos ignoran. ¿Será simplemente parte de la rutina o realmente no tenemos tiempo para poder contemplarlas? Hay situaciones cotidianas cuya belleza, a mi parecer, son increíblemente inspiradoras, pero aún así, teniéndolas frente a nuestras narices, se desvanecen sin llevarse siquiera lo más mínimo de nuestra atención.
Puedo admitir sin vacilar ni un segundo que la mayor parte de felicidad que alimentó mi vida durante todos estos años se resumen en éstos pequeños halos de luz... Todos en una eterna lucha con la soledad que me acompaña día a día. Y esa es mi rutina.
Alimentando mi vacía existencia con el aroma del café por las mañanas, el cual se combinaba perfectamente con el húmedo y frío perfume del invierno, el cual terminaba por ser perfecto cuando los escurridizos rayos de sol se colaban por la ventana, impactando contra mi rostro, dejándome esa fría sensación de calidez durante el resto del día en la piel... Pero, ¿acaso todos somos capaces de apreciar ese tipo de situaciones cuya belleza es tan invisible como fortalecedora?
Y los viajes en tren, en el cual se podía contemplar el campo y sus maravillas silvestres. Donde se apreciaba todo aquello que en la ciudad no se puede apreciar. ¿Acaso alguien sigue disfrutando de ese paisaje? ¿O ya no es más que un medio de transporte cuyo único objetivo está ligado a ser un momento más de la tediosa rutina?
Las serenatas bajo la ventana de la persona a la cual se quiere conquistar, las cartas de amor en la que todos nos convertíamos en los mejores poetas si se trataba de enternecer y/o causar ese placer que sólo éstas pueden causar. Era una combinación perfecta entre la caligrafía, la pluma y el papel, pero en especial, el valor que las palabras cobraban, asignándose a sí mismas un valor incondicional y perfecto para el receptor. Los atardeceres seguidos por noches cuales no debían ser olvidadas nunca más.
Y el amor... Cuando el amor se sentía con el ''Corazón'' y no con la vista. Cuando lo visual no era más importante que el verdadero valor de una persona.
¿Desde cuando nos domina el tiempo? Ese mismo tiempo que nos ciega y nos doblega ante una rutina en la cual sólo encontramos soluciones rápidas, amores plásticos y viajes cargados de presiones e histeria.
En dedicatoria a Laz <3
Puedo admitir sin vacilar ni un segundo que la mayor parte de felicidad que alimentó mi vida durante todos estos años se resumen en éstos pequeños halos de luz... Todos en una eterna lucha con la soledad que me acompaña día a día. Y esa es mi rutina.
Alimentando mi vacía existencia con el aroma del café por las mañanas, el cual se combinaba perfectamente con el húmedo y frío perfume del invierno, el cual terminaba por ser perfecto cuando los escurridizos rayos de sol se colaban por la ventana, impactando contra mi rostro, dejándome esa fría sensación de calidez durante el resto del día en la piel... Pero, ¿acaso todos somos capaces de apreciar ese tipo de situaciones cuya belleza es tan invisible como fortalecedora?
Y los viajes en tren, en el cual se podía contemplar el campo y sus maravillas silvestres. Donde se apreciaba todo aquello que en la ciudad no se puede apreciar. ¿Acaso alguien sigue disfrutando de ese paisaje? ¿O ya no es más que un medio de transporte cuyo único objetivo está ligado a ser un momento más de la tediosa rutina?
Las serenatas bajo la ventana de la persona a la cual se quiere conquistar, las cartas de amor en la que todos nos convertíamos en los mejores poetas si se trataba de enternecer y/o causar ese placer que sólo éstas pueden causar. Era una combinación perfecta entre la caligrafía, la pluma y el papel, pero en especial, el valor que las palabras cobraban, asignándose a sí mismas un valor incondicional y perfecto para el receptor. Los atardeceres seguidos por noches cuales no debían ser olvidadas nunca más.
Y el amor... Cuando el amor se sentía con el ''Corazón'' y no con la vista. Cuando lo visual no era más importante que el verdadero valor de una persona.
¿Desde cuando nos domina el tiempo? Ese mismo tiempo que nos ciega y nos doblega ante una rutina en la cual sólo encontramos soluciones rápidas, amores plásticos y viajes cargados de presiones e histeria.
En dedicatoria a Laz <3
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