Prometerme no confesarle cuanto lo extraño y fallarme, me enferma.
Pedirme a mí misma no hacerlo porque sé muy bien que en el 90% de los casos nunca recibo un 'Yo también', y que se me escape de la boca, me enferma.
Si no te extraña, no te va a decir lo mismo porque VOS LO HACES.
Aunque a veces esa mentira sí me gusta escucharla.
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